viernes, 29 de octubre de 2021

La bruja de Xaltocán es una de las leyendas más populares de Xochimilco ¿La conoces?

La Bruja de Xaltocán

Fuente: El Tapanco Chinampero: Diseño de Ana

Cuentan los nativos del barrio de la Asunción, que en la época cuando aún no existían carretera, sino, que había brechas d para poder salir del pueblo de Xochimilco, la única salida era por el rumbo de la presa y San Lorenzo Atemoaya.

Un día, durante el mes de junio cuando se festejaba la fiesta del pueblo de San Pablo Oztotepec, la señora Felipa Sánchez Aguilar, vecina del lugar, y su familia se dirigían a la festividad de San Pablo por el rumbo de la presa, en la penumbra, anunciada por la luz de la luna, escucharon el llanto lastimero de una mujer, pero como sabían que por esos lugares espantaban las ánimas siguieron su camino.

Sin embargo el llanto fue tan constante y desgarrador que todos decidieron buscar entre la maleza donde estaba esa mujer llorando, pero no la encontraron. Ya estaba amaneciendo cuando se dieron cuenta de que el llanto provenía de lo alto de las copas de los árboles, la mujer que estaba arriba de los árboles les pidió que por favor la bajaran.

Los hombres se subieron a bajar a la mujer, pero fue tal su sorpresa cuando la bajaron, pues la mujer se arrastraba por el piso, ahí fue cuando se dieron cuenta de que no tenía piernas de las rodillas para abajo, además tenía una ollita llena de sangre.

La mujer les pedía que la llevarán a su casa, pero los presentes asustados al notar que se dedicaba a cosas de brujería, decidieron llevarla a la presidencia municipal.

Ahi el Prefecto le pregunto qué hacía por esos rumbos y ella le contestó que se dedicaba a chupar la sangre de los niños y que venía de un pueblo de Morelos. Pero que en esa ocasión el amanecer le había ganado, por eso el poder de volar se le había terminado y por ello había quedado varada en lo alto de los árboles.

Tras esta confesión, la bruja suplicó que fueran por sus piernas que estaban en la cocina de su casa; los hombres del pueblo fueron hasta la vivienda de la mujer, donde les atendió un señor que dijo ser su esposo y a quien le dijeron que su señora estaba detenida y que venían para recoger sus extremidades inferiores.

Ante tal confesión, el hombre se quedó asombrado y permitió que los visitantes pasaran a la cocina, ahí encontraron las piernas colocadas en forma de cruz entre las cenizas del Tlecuil. La bruja había dicho que por favor no les quitaran la ceniza que tenían los muñones de sus extremidades y que con cuidado las envolvieran con una manta para llevárselas.

El prefecto le preguntó al hombre si tenía conocimiento de a lo que se dedicaba su esposa, pero este contestó que no, lo único que él sabía es que siempre caía en un sueño muy profundo por las noches.

Luego de esto, le enseñaron la olla con sangre, y lo único que el hombre dijo fue: -‘¡ah!. Con razón tan seguido me daba a comer moronga, pero no sabía de dónde procedía la sangre: -Pues ahora ya sabe de dónde procede la sangre

Esa noche la bruja quedó en libertad, pues no había delito que perseguir, pero tuvo que huir de noche con su esposo porque para este entonces el pueblo de Xochimilco sabía lo que hacía y la quería quemar.

Las brujas y la época prehispánica 

La historia de las brujas de Xochimilco y la noción de que deambulan buscando bebés para tomar su sangre se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los antiguos pobladores del Valle de México temían de las distintas apariciones de los Tlacatecólotl, poderosos brujos que solían convertirse en tecolotes y que tenían el poder para provocar enfermedades en sus víctimas e incluso la muerte.

Las Mometzcopinqui son uno de los trece tipos de Tlacatecólotl y son conocidas como ‘las de las piernas arrancadas’, estas hechiceras prehispánicas tenían el poder de transformarse y adquirir formas animales, especialmente la del guajolote. Entonces se quitaban las piernas y las sustituían por las del ave, así podían tomar su forma y volar.

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