lunes, 27 de junio de 2022

La entrada a Xochimilco desde tiempos antiguos, descubre la historia de este barrio antiguo

San Pedro Tlalnahuac

El Barrio San Pedro Tlalnahuac, y su nombre quiere decir “junto o cerca de la tierra” y es uno de los 17 Barrios Originarios del Centro de Xochimilco. Es bastante reconocido por tener la capilla más antigua de la zona y por tener la estación terminal del tren ligero, por lo que este barrio desde tiempos inmemoriales ha sido un punto de entrada a “Xochimilco”.

Ya que antiguamente también este lugar se reconocido por haber sido un puerto de entrada en la época precolombina, antes de la llegada de los mexicas incluso. Tenía mercados y lugares para hospedar y alimentar gente. Era un gran centro comercial y en la colonia fue el primer barrio fundado en Xochimilco.

veamos un poco de su historia

Historia

Según la hipótesis de Efrén Romero Acuña. Director del Centro de Estudios Históricos de Xochimilco:

Tlalnahuac era como un puerto de entrada con lugares para descansar, comer o de asepsia corporal, así como centros de atención a la salud, y casas de comerciante (Pochtecas) que hacían las compras primarias esta zona se extendía hasta lo que hoy conocemos como el barrio de San Marcos Tlaltepetlalpan (Tierras cerca de los cerros) y con los poblados de Xochitepec, Tepalcatlalpan y Tepepan.

En sí, Tlalnahuac fue un lugar lleno de caseríos y mercados, ya que no había un lugar más cercano al lago con tierra firme como lo demuestran los estratos geológicos (de ahí su nombre probablemente).

Una gran catástrofe destruyo parte de esta ciudad puerto al crecer el nivel del lago con la expulsión de miles de toneladas de lava que surgió del volcán Xitle y sus hermanos, por lo que estos asentamientos desaparecieron emigraron a las laderas de los pueblos actuales como: San Mateo, Santa Cecilia, San Lucas, y una franja enorme donde se encuentran grandes vestigios que nos dan una idea del tamaño de esa sociedad. 

Franja que va de Ahuayucan a San Pedro Actopan, pasando por Xicomulco la parte alta de Cuahilama y Atlapulco y los poblados de Milpa Alta ; para resurgir ya próxima la llegada de los Xochimilca, que fueron cobijados por los habitantes anteriores, quienes sufrieron una merma importante de su población y mostraron a los recién llegados su tecnología hídrica, que renació con fuerza, más no con el poder de antaño, es por eso que encontramos en la parte sureste de Xochimilco las chinampas más antiguas datadas en 4000 años y las más nuevas en los ahora barrios de: San Juan y La Concepción con 900 años aproximadamente.

Sobre lo que fue la ciudad puerto quedó una gran cantidad de arena y tierra desgajada de los cerros combinada con el limo de los canales lo que provocó que estas tierras fueran fructíferas para la siembra de cereales, calabaza, y chiles, que es como las encontraron los conquistadores y en la parte alta de lo que pudo haber sido un edificio tipo faro para la navegación se realizó la primera capilla de Xochimilco, parte de ese edificio sirvió durante muchos años a los campesinos como reloj solar, que es la parte alta de la torre que se divisaba perfectamente desde el canal de Apatlaco una de las zonas chinamperas más importantes.

A la llegada de los españoles según las cartas de relación., quedan impactados ante la belleza y el trazo perfecto de Canales de la zona chinampera, avenidas de los caseríos, limpieza, alumbrado y la productividad de estas tierras.

Se dice que hubo batallas en contra de los lugareños que no recibieron con agrado a los invasores y que Hernán Cortés cayó herido y fue rescatado por sus hombres y guarecido en el edificio que quedo en pie que mencionamos como el faro, quizás por eso después se construyó la ermita o capilla poza de San Pedro la primera según se dice en Xochimilco. Y por lo tanto podríamos decir que fue el primer barrio fundado en Xochimilco con reconocimiento virreinal.

Capilla de San Pedro Tlalnáhuatl

El templo fue construido  donde se dice que Hernán Cortés fue herido por los xochimilcas, ahí, la primera capilla de Xochimilco, la del barrio de San Pedro fue construida en 1533. Se utilizaron los restos arqueológicos del calpulco destruido, que eran piedras de tezontle rojo y negro. Su estilo es propio de las capillas posa como las edificadas durante la época colonial en los pueblos de Santiago Tepalcatlalpan y San Mateo Xalpan en Xochimilco, y en San Pedro Atocpan en Milpa Alta. El levantamiento de las capillas no se hizo en orden cronológico de los barrios viejos, ya que surgieron en los siglos XVII y XVIII.

Fiesta de San Pedro Tlalnáhuac (29 de junio)

Su Fiesta es en honor a San Pedro, cuya duración es de un día. Se ofician misas; hay una banda de música, juegos mecánicos, juegos de azar, quema de cohetes, canastillas y castillos, además de un baile popular por la noche. En las calles se colocan puestos de antojitos, mientras que en las casas se prepara mole con pollo, arroz, frijoles, tamales de frijol y atole. Se forma una junta de vecinos del barrio, la cual se encarga de organizar la cooperación (equitativa y voluntaria) de los colonos para solventar los gastos.

Niñopa

En ese sitio se resguarda al Niñopa o Niñopan, una imagen de madera basada en Cristo. Es considerado el Niño peregrino de los barrios ya que todo el año rota con las familias de los barrios de Xochimilco.

Fuente:

jueves, 16 de junio de 2022

La bicicleta, un medio de transporte y todo un estilo de vida

Rodando a través del tiempo

Cada 3 de junio se celebra él “día mundial de la bicicleta” con la finalidad de visibilizar la importancia de un medio de transporte ecológico como es la bicicleta.

Fuente: Tapanco Chinampero; Ilustración de Itzel

Pero en Xochimilco la bicicleta, no es solo un tema de moda, deporte o porque lo digan las autoridades , no , en Xochimilco la bicicleta es parte del día a día de las personas, a cualquier hora y de todas las edades las personas surcan los callejones de la cementera de las flores; ya sea para ir de un barrio o pueblo a otro, ir por el mandado, las tortillas, a la tienda, ir a la escuela a dejar y recoger a los hijos, trasladarse al tren ligero o dar un paseo (que ver un amanecer por un tour rodante no tiene precio), aquí la bicicleta es uno de los principales medios de transporte para las personas.

Si bien uso de la bicicleta en la Ciudad de México y su área metropolitana ha crecido de forma importante en la última década, en especial durante y después de la pandemia provocada por la COVID-19. Antes de todo esto, se calculó que el total de viajes diarios en bicicleta (excluye el regreso a casa) fue de 49,900, lo que representa el 1% del total de viajes. Mientras que, en algunas áreas específicas, como las delegaciones Tláhuac, Iztapalapa y Xochimilco, se calcularon entre 5-6% del total.

Ya que en estos lugares los viajes en bicicleta son por todos los propósitos, por ejemplo, mientras en la zona central se utiliza para recreación o transporte de distancias cortas, en la zona del sur es un medio utilizado como complemento para el trabajo. “Vemos muchísimas bicicletas, pero ligadas a trabajadores que se dedican a afilar cuchillos, a vender tacos de canasta o a transportar algunos objetos pesados”. Incluso en estos lugares es común ver los famosos “bicitaxis

¿alguna vez has oído de ello o te has subido? Conozcamos un poco de su historia

Bicitaxi. También conocido como (rickshaw, tricitaxi, pedicab o velotaxi) es un vehículo constituido bajo el principio de la bicicleta, a la que se le ata por si decirlo, una calandria de metal, –asiento para dos y recubierta de plástico– unidos a fuerza e ingenio, para el transporte de pasajeros (como un taxi) de ahí su nombre, cabe destacar que constituye un medio de transporte alternativo y ecológico, pero no es nada nuevo, al contrario, existe desde hace muchos años.

Historia

El bicitaxi vine muy probablemente del japonés "jinrikisha", un cochecito ligero, de dos ruedas, abierto o cerrado, pero arrastrado por una persona, que va a pie o en una especie de bicicleta. En muchos sitios sirve como un medio de transporte urbano para pasajeros, pensado especialmente para paseos por la ciudad.

Actualidad

Muchos bicitaxis, sobre todo en Estados Unidos y Europa, están equipados con un motor eléctrico (pedaleo asistido) que no sustituye nunca la acción del pedaleo del conductor, pero que sí le ayuda en momentos muy puntuales como la salida, después de una frenada o al subir una pendiente. Mientras que en otros lugares como Xochimilco siguen siendo tradicional, es decir a puro pedaleo.

En otros casos se han convertido en mototaxis, que son lo “mismo” pero en lugar de una bici, tienen una moto, por ende, no es lo mismo. De hecho, aquí sucede algo curioso porque varios de estos están regresando al bicitaxi.

Del mototaxi al bicitaxi

En la nota de CLETOFILIA, “Del mototaxi al bicitaxi, evolucionar o morir” indica que el bicitaxi fue menospreciado por algún tiempo, hoy, quienes le añadieron motor, están regresando a los orígenes para sobrevivir. Empezaron como bicitaxistas, pero al envejecer se cambiaron a la moto. Lo que implica diferentes factores como regulaciones, transporte, vehículos, etc., por lo que muchos deciden operar desde la ilegalidad. Así, cansados del estigma de la ilegalidad, varios anhelan renovarse tecnológicamente para volver a la bici y dignificar sus empleos.


Problemática

Si bien es cierto que uno cuando los ve dan ganas de subirse en uno de ellos y dar una vuelta, no todo es color de rosa, ya que este tipo de transporte tiene varios problemas. Primero, es un transporte no regulado, también son símbolo caos, pues muchos no respetan los sentidos viales y se meten por donde sea, realizan ascensos y descensos de pasajeros en cualquier sitio, llegan a invadir vías primarias, las unidades suelen estacionarse en cualquier lugar y no cuentan con medida alguna de seguridad. Tampoco se debe omitir que su diseño ha ocasionado que conductores se lesionen las rodillas y espaldas (los hizo cambiar a la moto y con ello, a la ilegalidad)

Entonces, ¿Por qué siguen siendo importante este tipo de transporte más allá del valor turístico que se le otorga?

Según estimaciones del grupo, cerca de 100 mil personas dependen de esta actividad, también porque se convirtió en la opción de movilidad para los habitantes de intrincadas colonias. Además, como menciona el doctor Bernardo Navarro, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) son un mal necesario, ya que el surgimiento de los bicitaxis, mototaxis y golfitaxis tiene su origen en el errado proceso de urbanización excluyente que prevalece en la Ciudad de México, además de la necesidad de un medio de transporte en zonas inaccesibles. Por ejemplo, en las madrugadas resultó eficiente para mover a los trabajadores hacia los transportes públicos más cercanos, como el tren ligero de Xochimilco y durante el día para mover a mujeres y niños. Retomando el ejemplo de Xochimilco aquí sus barrios y pueblo destacan más por sus calles angostas y callejones que permiten mejor la circulación de las bicis que de los carros.

El transporte de los excluidos

A pesar de ser peligrosos y brindar servicio desde la ilegalidad, en algunas zonas de la Ciudad de México los bicitaxis, mototaxis y golfitaxis son la única alternativa de transporte. Según datos del Frente de Organizaciones de Transporte Colectivo Alternativo A.C. (FOTCA) En la capital del país, entre 17 mil y 20 mil vehículos de este tipo operan diariamente al interior de algunas colonias populares. Del total de unidades, la Secretaría de Movilidad (SEMOVI) de la Ciudad de México cuenta con un censo de solamente 2 mil 389 bicitaxis registrados dentro de la norma. ¿Qué norma? La de la Ley de Movilidad, que contempla a los bicitaxis como un medio de transporte alternativo. Sin embargo, ese total de vehículos solo se encuentra concentrado en dos de las alcaldías: Tláhuac, con 2 mil 81 unidades y Xochimilco con 308 unidades.

Otros usos de la bicicleta en Xochimilco

No solamente las colonias Condesa, Roma y Polanco tienen la mayor cantidad de usuarios de bicicletas en la Ciudad de México, sino también algunas zonas del sur, como Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, Mixquic, Tláhuac o Tulyehualco.

Si bien ya dijimos que en estos lugares su principal uso es el de trabajo y el de un uso común, el de deporte o recreación no está exento, de hecho estas zonas son las ideales para realizar este tipo de actividades, al ser zonas periféricas llegan a conservar zonas naturales que motiva a dar paseo en bicicleta, por ejemplo se realizan tours rodantes por la zona chinampera y del lago de Xochimilco dentro del área natural protegida, más que ideales para ver salir el sol y hacer una buena rutina de ejercicio.


El parque ecológico de Xochimilco que también conserva parte de la zona lacustre, está pensado para las familias y que estas pueden andar en bici por todo el lugar. No se puede olvidar mencionar que un costado se encuentra la pista de canotaje dónde además del canotaje también se puede practicar la caminata, atletismo y ciclismo. De igual forma, todos estos lugares presentan inclinaciones mayores a 5 por lo que llegan ser todo un reto pedalear por estas zonas, pero ideales para entrenar y fortalecer las piernas. Solo por mencionar algunos ejemplos.



Fuentes

Cletofilia: Del mototaxi al bicitaxi, evolucionar o morir

Reporte Índigo; El transporte de los excluidos

La jornada; La bicicleta en México,en intensa competencia frente al automóvil

Primer Noticia; ¿Dónde usan más las bicicletas en la CDMX?

El bigdata; 7 razones por las que los bicitaxis son odiados en Xochimilco

Local;  Aparentemente, esta es la época de oro de los Bicitaxis

domingo, 5 de junio de 2022

LA JOVEN QUE SE CASÓ CON EL DIABLO

Cuento de Sofía Texcahua, del libro "Otras leyendas de Xochimilco", de Arturo Texcahua

Otras leyendas de Xochimilco es una recopilación de leyendas y relatos amenos surgidos de la tradición oral de una zona de la Ciudad de México nutrida de una gran cultura popular.

Fuente: El Tapanco Chinampero; Diseño de Anny Dranyel

"Hace muchos años había un manantial en La Noria, un ojo de agua. Por eso allí está un pozo que hoy se sigue explotando, pero con maquinaria y sin bellos paisajes.

El lugar también se ocupaba para que las mujeres, como era costumbre, laváramos la ropa sucia de la familia y aprovecháramos la ocasión para platicar y pasarnos noticias más conocidas como chismes, mientras fregábamos, enjuagábamos y secábamos la ropa. El ojo de agua era peculiar. Sin que nada cayera en su superficie, el agua salpicaba de pronto, principalmente cuando alguna chica bonita se acercaba a sus orillas. Súbitamente emanaba un chorro de su superficie, como si hubiera una fuente artificial. Las jóvenes querían tocar aquella fuente repentina, pero las mujeres mayores lo impedían, según ellas, porque el Diablo estaba detrás de todo aquello y lo que realmente deseaba era enamorar a las inocentes para arrancarles el alma. Por eso el agua parecía hechizada.

Quizá por ello a mi madre no le gustaba que mi hermana y yo frecuentáramos el manantial. Una vez, las dos necesitábamos unas prendas limpias para el día siguiente y tuvimos que ir a lavar por la tarde. A esa hora casi todas las mujeres ya habían terminado su labor y regresaban a sus casas, sólo un par de ancianas permanecían aun doblando su ropa. El agua estaba más inquieta de lo normal, y en un momento teníamos mojados los cabellos, las mejillas y los pechos.

Aún no salíamos del asombro por la salpicada, cuando llegó un catrín, un joven atractivo y bien vestido, que de inmediato nos lanzó alegres piropos.

—Deje de fregar y lárguese —le gritó molesta mi hermana.

 Él siguió allí e insistió; al notar que lo ignorábamos se inclinó hacia el manantial, con su mano recogió un poco de agua y se la aventó a mi hermana. Ella enfureció, llenó de agua una jícara y empapó al catrín. Un tenue arcoíris coloreó parte de su cara sonriente. “¡El Diablo! ¡Es el Diablo!”, gritaron las viejas señoras, horrorizadas, y se arrodillaron para rezar. No supimos cómo el catrín se fue. Pero nosotras aprovechamos la confusión para tomar nuestras cosas e irnos. Apresuradas, corrimos a nuestra casa, apenas podíamos sujetar nuestra ropa por lo nerviosas que estábamos. Al cruzar el puente de San Marcos, vi una sombra desvaneciéndose al final. En cada esquina me parecía ver arcoíris difuminados por las sombras del atardecer. Nos detuvimos en la entrada de nuestro hogar, en el barrio de Tlacoapa, donde mi madre platicaba con mis tíos.

—¿Qué pasó? —yo no sabía que responder.

Mi hermana se carcajeó, la intensidad de la carcajada me sobresaltó. Mi mamá nos observó con extrañeza.

—Nada, nada, sólo estábamos jugando

—respondió ella y me jaló a nuestro cuarto—. Esas viejitas locas nos asustaron; sólo era un tarado cualquiera.

—Sí, tienes razón.

Unos días después, una fiebre, acompañada de tos y vómitos, llevó a la cama a mi hermana, quien se revolvía entre las sábanas, con el blusón empapado, inquieta y cubierta de sudor. Su estado era tal, que mis padres temieron que muriera. Llamaron al doctor, pero éste no logró mejorar su condición, aun con todos los medicamentos y cuidados recetados.

Una semana después recibimos una visita inesperada: el misterioso catrín del manantial. Al verlo me molesté muchísimo, porque estaba segura de que él había causado la enfermedad de mi hermana; quise correrlo, pero mis padres no me lo permitieron.

—Creo que sé cómo ayudar a su hija. Ya que la medicina no ha sido útil, tal vez el sacramento del matrimonio sí lo sea. En ese caso, yo podría casarme con ella, y si no funciona, encontraré un médico que pueda curarla.

Mis padres y el catrín lo discutieron y acordaron celebrar la boda dos días después. Mi pobre hermana, pálida, sudorosa y débil, utilizó el vestido de novia de una prima. La misa fue rápida y sin grandes preparativos. La pareja salió de la Parroquia de San Bernardino y se fue de inmediato. Nadie lo objetó. Era obvio que mi hermana quisiera regresar a casa, se veía fatal. Pero cuando la familia, los invitados y yo regresamos a Tlacoapa, descubrimos, para nuestra sorpresa, que mi hermana y el catrín no estaban. “Tal vez fueron al doctor. No, no, ya se veía mejor al salir de la iglesia, se fueron de luna de miel. ¿Y los padres del novio? ¿Habrán ido a verlos? Sus padres murieron hace un tiempo, él vivía con su abuela. Ya regresarán, apresúrense que la comida se enfría”.

Mi hermana y el catrín jamás regresaron. Los primeros días la preocupación afectó a mis padres; luego, con el paso de los días, semanas y años, la gente se olvidó de ellos, del Diablo, del agua coqueta y de mi hermana. Todos parecieron olvidarla, menos yo.

Me contaron que en una ocasión, cuando ya era poco habitual ir al lavadero de La Noria, en el reflejo cristalino del ojo de agua, algunas lavanderas vieron con nitidez la figura de una bella joven vestida de blanco, que cosía y reía; en su hombro derecho descansaba una mano, cuyo cuerpo se desvanecía entre las ondas acuáticas. Era mi hermana, lo sé, y ese maldito esposo que se la llevó. Nunca me atreví a visitar de nuevo el lavadero, luego desapareció.

A veces me pregunto dónde estará ella, si podré ver su reflejo en un charco formado donde antes estaba el manantial; o, durante los días lluviosos, reconocerla en algún arcoíris diabólico atravesado por un rayo casto; o, quizás, recoger su recuerdo, perdido entre el agua negra de alguna alcantarilla de la zona".