viernes, 23 de julio de 2021

¿Sabias que? Los insectos se han comido desde hace mucho, y son muy valorado además de por su exquisito sabor también por su aporte nutrimental

Insectos, un manjar de la época prehispánicas

Areli Esmeralda escribe lo siguiente; “los insectos simbolizan todo lo pequeño e insignificante de nuestro mundo, pero la verdad es que, sin ellos, la vida humana se hallaría en peligro. Estos seres hacen una extraordinaria cantidad de funciones vitales para el ecosistema, como aireación del suelo, polinización, control de plagas y la aceleración en los procesos de descomposición. Estas funciones y sus diversas formas han inspirado una rica veta simbólica; parte de esto contribuyó a su asociación con dioses, espíritus, y con el inframundo” Por ello mismo que A lo largo de toda la historia se han contado miles de historias de estos pequeños animalillos.

Esopo escribió sobre una leyenda sobre la hormiga donde dice que la hormiga actual era en otros tiempos un hombre consagrado a los trabajos de la agricultura, no se contentaba con el producto de su propio esfuerzo, sino que miraba con envidia el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos. Indignado Zeus por la avaricia de este hombre, le transformó en hormiga. Pero, aunque cambió de forma, no le cambió el carácter, pues aún hoy día recorre los campos, recoge el trigo y la cebada ajenas y los guarda para su uso. (Fabulas de Esopo; La homriga).

Los relatos griegos también dicen que Zeus al ver la envidia y egoísmo de la abeja por su miel (más que justificada pues se la robamos) la maldijo, tras el acto de picar a alguien ella perecería.

Las civilizaciones de la época precolombina (prehispánica) también cuentan con sus propias narrativas sobre estos animalitos. Un cuento antiguo de las personas más viejas y sabias dice que anterior a la llegada de Quetzalcóatl, las personas sobrevivían alimentándose únicamente de las raíces y de los animales que cazaban. Ellos no tenían el maíz, este estaba escondido detrás de las montañas y no podían acceder a él. 

Los dioses trataron de obtenerlo e intentaron separar las montañas con su colosal fuerza, pero no lo lograron. Los humanos fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl. – Yo se los traeré- les respondió el dios.

Él observó a una pequeña hormiga roja que descendía de la montaña cargando sobre su espalda un grano de maíz, él interrogó a la hormiga sobre la procedencia de ese hermoso y tan preciado grano. Después de conversar con ella, la pequeña hormiga roja accedió a la petición del noble dios y se ofreció para mostrarle el camino.

Entonces Quetzalcóatl, se transformó en una hormiga negra y acompañado de la hormiga roja, marchó a las montañas. Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hombres.

Plantaron la semilla y así obtuvieron el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon. Se dice que a este lugar se le conoció con el nombre Azcapotzalco que significa “en el hormiguero”. (Manos para volar; La leyenda del maíz).

Otra historia cuenta que sobre una aldea cayó una enorme plaga de chapulines, que en ese entonces estos animalitos caminaban muy aprisa. La aldea sufrió de grandes pérdidas y es que cada vez llegaban más animalillos.

Según la información que les llegaba de Tenochtitlan, allá también habían llegado muchos insectos de especies desconocidas. Días después, unas personas se pusieron en marcha para averiguar de dónde venían los chapulines y cuando llegaron a lo más profundo de la selva vieron miles de insectos y animales muertos; dicen que se debía a un incendio forestal.

Inmediatamente lo repararon y cada vez que había un incendio los chapulines corrían a la aldea. Así la gente ya no moría porque sabía que, si los chapulines llegaban, tenían que apagar el incendio y nadie salió herido.
Pasaron varios años y a la gente le gustaban tanto los chapulines que los llegaron a adorar, a defenderlos, etc. Por esta razón, los dioses se molestaron e hicieron que los chapulines no corran tan rápido, sino que salten muy lento (Redscolar; La leyenda del chapulin).

Son pequeños y algunas veces (si no es que la mayoría) pueden parecernos molestos, incluso hasta darnos miedo o cierto repuls, pero lo cierto es que juegan gran papel para los ecosistemas, puesto que representan el 70% de las especies animales conocidas en el planeta.

Como ya se menciona hacen grandes aporte ecosistémicos, empezando por la polinización de flores y plantas, la limpieza de material orgánico muerto, pero en lo “cultural” también tienen un papel muy importante, pues varias culturas, civilizaciones y pueblos, como la mexica, nahuas, mayas y zapoteca, chontal entre otras incorporaron a tan magníficos animales a en su cotidianidad, desde las narrativas como las historias que vemos al principio, incluso dieron origen a lugares como Azcapotzalco <hormiguero>, Chapultepec <cerro de los chapulines>, el río Papaloapan, que debe su nombre a la gran cantidad y variedad de mariposas. 

En la ornamentación también figuraron, así como en la obtención de materia para fines artísticos (fibras vegetales, colorantes naturales, etc.), medicinales y alimenticios; tradiciones que siguen vivas hasta nuestros días, respectivamente.

La entomofagia es el consumo de insectos por los seres humanos, se practica en muchos países de todo el mundo, pero principalmente en regiones de Asia, África y América Latina destacando a México. La ingesta de insectos complementa a las personas, y se trata de un hábito que siempre ha estado presente en la conducta alimentaria de los seres humanos. Sin embargo, hasta hace poco la entomofagia ha retomado ese valor que las culturas antiguas le dieron.

La entomofagia en México es conocida desde la época prehispánica se estima una gran cantidad de especies de insectos que figuraban en la dieta de las culturas prehispánicas mesoamericanas consideraban a los insectos como un alimento muy común incluso Delicias gastronómicas. Se dice que para los mexicas los escamoles fueron tan importantes que les dedicaron danzas y cantos, a pesar de la gran variedad de insectos se cree que sus preferidos fueron los chapulines. 

Entre los insectos consumidos por estas culturas se encontraban los Chapulines, perfectos como botana, pueden ser acompañados de chile piquín o en platillos deliciosos; Jumiles, conocida también como chinche de campo; Gusanos de Maguey, Se le conoce así a las larvas de que se crían en las pencas de las especies de la familia del agave, utilizado en mezcal y sal; Chicatanas, hormigas rojas de gran tamaño que se integran de maravilla en una rica salsa y más guisos; Escamoles, conocidos como el caviar mexicano, los huevecillos de la hormiga güija se preparan con poco de aceite o manteca, cebolla, chile, epazote y flores comestibles de la región son suficientes para crear un gran platillo; Chinicuil, parecido al gusano de maguey, se prepara en diversos platillos como salsas o frijoles blancos; Ahuautle, es la hueva de un mosco acuático originario del Valle de México cuyo sabor es parecido al camarón molido, se cocina en tortitas con huevo o simplemente en una tortilla con salsa; Acociles, son un pequeño crustáceo muy parecido al camarón, que al cocerlo adquiere una coloración rojiza, tradicionalmente se come guisado en salsa de chile guajillo o simplemente en tacos con limón y chile piquín. También se encuentran los Gusanos de Nopal; Gusanos de Maíz; Moscas; Libélulas y Abejas, de las que se debe destacar su rico y dulce oro líquido, la miel; entre otros. En el artículo de “La Etnoentomología En La Alimentación, La Medicina Y El Reciclaje” de Julieta Ramos y Elorduy Blásquez, indican que el número de insectos comestibles censado hasta la fecha es de 504 especies en México.

La entomofagia en México perdió importancia a causa de las imposiciones alimentarias que los españoles impusieron a los pueblos después de la colonización. A pesar de las prohibiciones y de su casi desaparición el arraigo por sus costumbres perduró, y no solo eso, sino que se fusionó con elementos nuevos, especias y alimentos traídos de otros lados, dando a conocer nuevos y exquisitos sabores.

En la actualidad, últimamente, los insectos comestibles se están volviendo cada vez más populares entre las diferentes sociedades, aunque uno de los motivos es principalmente la moda y la idea, no se puede descartar que también por razones nutricionales. Por lo que se puede decir que el consumo de insectos tiene dos caras; la tradicional, esa que se preservó en las familias y se fue transmitiendo como un alimento que podía ser comido en casa no solo por su sabor sino también por ser nutritivos. Por otra parte, se encuentra la apropiación de los mercados gastronómicos que han elevado sus precios de manera exorbitante, al convertirlo en un platillo gourmet y exclusivo. En cualquiera de los casos es un hecho innegable que es un manjar incluso desde la época prehispánica.

Si, aunque suene algo descargable comer insectos (si acaso solo en textura y la imaginación) porque no hay nada más alejado de la realidad. Como se ha mencionado comer insectos trae beneficios muy importantes, y no sólo para tu salud, también para el medio ambiente. Son:

Altos en proteínas

El alto contenido en proteínas es una de las principales razones por las que los insectos comestibles son una alternativa saludable frente a la carne, el pescado y el pollo. En comparación con las formas tradicionales de alimentación y alimentos, los insectos comestibles contienen un mayor porcentaje de proteínas. Por ejemplo 100 g de grillos contienen la misma cantidad de proteína que dos huevos grandes.

Ricos en nutrientes

Los insectos comestibles no sólo son ricos en proteínas, también son muy ricos en nutrientes. La mayoría contienen todos los nutrientes necesarios como hierro y potasio que el cuerpo necesita.

Respetuoso con el Medio Ambiente

Se ha demostrado que son fuente de Vitamina A, vitamina C, vitamina D, Timaina, Riboflavina y Niacina.

Contienen grasas esenciales

La idea de que los insectos comestibles son bajos en grasa no es necesariamente cierta. Sin embargo, contiene mayormente grasas buenas y que grasas malas (colesterol, por ejemplo)

La producción de insectos en granjas, también son mucho más respetuosos con el medio ambiente que las cadenas tradicionales cárnicas en términos de agricultura y sobre todo que la ganadería, la cual además de emitir grandes cantidades de CO2, consume grandes cantidades de agua y en muchos casos deforestan los bosques y selvas para el ganado. Tampoco suelen emplearse hormonas, ni otros compuestos químicos.

Aunque para muchos la idea de comer insectos no suene muy bien, la verdad es que vale la penas darle una oportunidad, a estos ricos y nutritivos alimentos, considerados manjares de dioses.



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