sábado, 20 de agosto de 2022

Xochimilco lugar de historias e historia

La Leyendas de los Sabios de Chililico

¿Alguna vez has escuchado la historia sobre los sabios de Chililico?, ¿no? Aquí te contamos un poco

Se dice que los sabios de Chililico, predijeron la llegada de hombres blancos en grandes casas que van por el agua, siendo estas las grandes embarcaciones en las que llegaron los españoles a tierras mexicanas.

También, que a su arribo, Hernán Cortes supo de la existencia de estos personajes, los Sabios de Chililico, y mandó a uno de los sacerdotes a traer al más sabio. Al llegar el Sacerdote acompañado de uno de los Sabios, Hernán Cortés lo puso a prueba, y al ver que era cierto aquello de los Sabios de Chililico, les obsequió unas campanas, mismas que tenían que subir a la capilla, pero estas estaban demasiado grandes y no cabían.

Entonces, ayudados por los Tepoztecos, los sabios de Chililico, utilizaron sus poderes de telequinesis para hacer una ventolera, para sorpresa de los espectadores, en medio de la humareda se iban levantando las campanas, y fueron así colocadas en la iglesia de la ciudad de México.

Así lo cuenta una de las leyenda, aunque esta no es la única. Por su parte, el cronista Rodolfo Cordero, en su narración “El Tepoztécatl y los Sabios de Chililico” cuenta esta historia, pero con un símil a una historia  de Tepoztlna,  Morelos. Pero si lo pensamos bine, que hay algunas similitudes no es de sorprender, ya que hubo un tiempo en que los Xochimilcas estuvieron en la parte norte de Morelos ocupando pueblos de Tepoztlán, Totolapan, Tlayacapan, Ocuituco, Tetela y Hueyapan, entre otros. Por  lo que es natura que hay compartido algunos aspectos culturales: 

Cuando el Tepoztécatl fue invitado a colocar la campana mayor del convento, construido por los dominicos, en uno de los campanarios de la catedral de México; y al mismo tiempo a poner una enorme cúpula.

En vez de honores, el Tepoztécatl, pidió algunas palomas de regalo. A las 2 de la tarde, un fuerte viento se levantó, provocando que la gente que se había reunido en el atrio para observarlo, se cubriera la cara sin poder ver cómo este genio colocaba la campana. Incluso se dice que Tepoztécatl era hijo del dios del viento Ehécatl-Quetzalcóatl.

Tepoztécatl recibió una caja con las palomas que había pedido y las entregó a unos ancianos para que las enterraran en el cerro. Se sabe que esta caja era un cofre que quedó sepultado en el zócalo capitalino. Pero, observando la topografía de Tepoztlán, a un lado de la estatua monolítica del Tepozteco se ve a un gigantesco hombre tallado en la roca que lleva en las manos un cofre.

Es aquí donde se dan las similitudes de ambas historias, pues en la historia de los sabios de Chililico, a Xochimilco también le solicitaron la campana mayor para colocarla en el campanario oeste de la Catedral Metropolitana.

Rodolfo Codero indica que las historias son variadas y hay quienes aseveran que esa campana fue colocada en la catedral de la ciudad de México por uno de los sabios xochimilquense, a la manera de Tepoztécatl, gracias a la levitación de la cual esos sabios singulares tenían conocimiento.

Mitos y leyendas de Xochimilco

Se cuenta que un sabio de Chililico simplemente se montó en la campana y le dijo: " ¡Anda! ¡Vamos a México!", y ambos volaron hacia la Catedral Metropolitana. Después de varios intentos por colocarla y no pudiendo hacerlo, las autoridades virreinales pidieron a los de Xochimilco que la colocaran. Entonces, un sabio ordenó a la campana: " ¡Sube! ", y la campana subió para que la amarraran y quedara por siempre en el campanario. A esa campana, de sonido característico, se le conoce con el nombre de la "Santa María".

 Otra versión dice que el sabio que subió a la        campana se llamó Cuitlalpitoc, que significa enano.   Según vecinos del barrio de la Santísima, ese sabio subió la campana con tirantes de tule, toda una hazaña para aquellos hombres, por el tonelaje del bronce.

Xochimilco como Tepoztlán tienen también su caja de tesoro cubierta por una piedra que estaba frente a la entrada del templo de San Bernandino. Era una piedra con signos indescifrables, de forma rectangular, afirman algunos vecinos, y otros más dicen que era redonda y de color rosa.

Muchos intentaron en vano descifrar los signos. Según relatan las bisabuelas de Xochimilco. Quienes esculpieron esos signos de la piedra lo hicieron para que quienes pudieran leerlos en un futuro remoto, con el solo hecho de hacerlo, la piedra se removería solita y mostraría los preciados tesoros de este pueblo ahí sepultados.

Pero es la historia del Consejo de la Crónica de la Noble Ciudad de Xochimilco, y la investigación de Efrén Romero Acuña, quizá la más calara, pues no solo nos brinda esa parte fantástica, sino también una narración explicativa, como por ejemplo, el porqué se le llama “Santa María” al sonar de las campanas, como lo cuenta Rodolfo Cordero.

Por el año de 1790 se tuvo la necesidad de colocar las campanas de la gran Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Damián Ortiz, arquitecto que dio el último toque a la creación de dicha catedral, encargándose de las torres, se vio en la necesidad de buscar ayuda, ya que las inundaciones de años anteriores dejaron los suelos muy blandos para plantar los andamios de elevación, empotramientos enormes y pesadas campanas.

Se cuenta que uno de los obispos que habían visitado Xochimilco y fuera testigo del izamiento de las campanas del convento de San Bernardino de Siena, les dijo que, entre los campesinos del lugar, eran muy reconocidos los sabios de Chililico, barrio al oriente de esa ciudad, en donde se dice existió una gran escuela de ciencias, artes y oficios. Así que Damián se trasladó hasta ese lugar y platicando con los maestros les dio a conocer su difícil situación.

Ellos estuvieron de acuerdo en ayudarlo después de levantar la última cosecha y de implementar los utensilios para la labor requerida, poniendo como única condición que fuera de noche y que nadie ajeno a ellos estuviera en el entorno, ni siquiera el arquitecto.

Estando de acuerdo, se llegó el día pactado 14 de agosto de 1790. Llegando con todos los implementos en varias canoas hasta la acequia real, permaneciendo ahí hasta que se obscureció y se vació del lugar a los mirones.

Se cuenta que a las 5:30 del día de la Asunción de María se hicieron oír en la ciudad las campanas de la catedral repicando en su honor. Ante la sorpresa de los habitantes que no concebían la rapidez de la hazaña, se comenzó a murmurar que los sabios de Chililico tenían poderes sobrenaturales para elevar solo con la mente grandes y pesados objetos, esto causó gran controversia entre algunos sacerdotes, quienes de alguna manera se aventuraron a decir que era obra del demonio poniendo en peligro la integridad física de los sabios, quien al ser llevados ante un tribunal tuvieron que decir como habían subido dichas campanas y los motivos de sus condicionantes.

Para empezar, realizaron una torre de madera con cama o forro prefabricado, con ixtle y chinamil, con tule fresco, así mismo grandes sogas de los mismos materiales, y contrapesos de roca granítica para la elevación a través de poleas. Esto lo hicieron por la noche cuando los materiales son más dúctiles y fáciles de manejar y la falta de audiencia fue para evitar algún siniestro en caso de accidentes.

Mostraron a la corte un dibujo en papel amate del proyecto, dejando boquiabiertos a los canónigos e interpelantes, recibiendo al final de la audiencia un aplauso sonoro por su sabiduría y fortaleza. Esta historia es parte de la memoria oral de los xochimilca.

Estas historias, si bien son las mismas, solo son una pequeña parte del gran complejo narrativo y de la tradición oral de Xochimilco, y de los mismos Sabios de Chililico, sobre los cuales esperamos traer más, como quien fue “Juan Badiano”, entre otras historias.

Fuente:

domingo, 14 de agosto de 2022

¿Sirenas en Xochimilco? Descubre estas fascinante historias de gran tradición

Las Sirenas de Xochimilco

"Yo iba diario a nadar a esa laguna, lo hacía tres o cuatro veces, sobre todo en el tiempo de calor. En una ocasión, al estar nadando que se me enredan mis pies entre la lama y el tepalacate. Sentí que me jalaban y salí volando, dando manotazos sobre el lirio acuático y me fui a echar sobre la cabeza de la canoa. Me puse a pensar en el toro que allí vivía

Dice asi una de las narraciones más tradiciones que se cuentan en Xochimilco; “Leyenda de la Laguna del Toro”, y que el cronista Rodolfo Cordero recopila en su compendio Mitos y leyendas de Xochimilco. Pero otra versión o mejor dicho otra historia nos habla de una sirena que se aparece en este lugar, ¿será que son la misma criatura?

Te invitamos a describir fantástica historia, en esta segunda sección de sirenas en Xochimilco.

Te podría interesar: Cuento de la sirena de Xochimilco

La Sirena de la Laguna del Toro

Cuentan las leyendas que, cuando las doncellas de antaño acudían a bañarse durante la noche de la víspera del día de San Juan, partían en trajinera desde la acequia de junto del ahuehuete de Tlateuchi hasta la hermosa laguna del “Toro” del paraje llamado Atlicpac. Entonces era también cuando las garzas albeando sus plumajes de nieve volaban hacia los tulares.

Al sonar la media noche, en medio de las chinampas, oíase la dulce cantiga de una melodía en el paraje donde bullen las aguas de la laguna, haciendo gorgoritos menudos y acelerando el vertiginoso torbellino de las aguas que parecen querer consumir toda el agua de la laguna.

Las notas del cantar trascendían a leyenda, y entonces una mujer, mitad hembra y mitad pescado, flotaba sobre el agua deslizándose sobre los lirios cual, si volase, tocando una guitarra y cubierta del cuello hasta la cintura de finas cuentas que brillaban como perlas de fino avalorio.

Entonces, era cuando las doncellas de Xochimilco se metían a nadar entre las aguas para tomar su baño en medio de la algazara bulliciosa que hacían con sus risas plenas de ingenua esperanza para alcanzar de la sirena el favor de depararles como esposo al mejor doncel de la comarca.

Seguras de tener un buen galán al bañarse en esa noche en compañía de tan bella nereida. Mas cuando algún mancebo se aventuraba a nadar entre las doncellas, la nereida lo castigaba llevándolo con halagos hasta el torbellino de las aguas, para hacerlo desaparecer en él, pagando así su osadía y después de engullirlo, lo botaba ya muerto entre el carrizal donde lo encontraban al día siguiente, para ser objeto de suntuosas exequias por tan procaz atrevimiento.

Desde entonces ha quedado por costumbre que todas las doncellas de Xochimilco gustan de bañarse en la noche, víspera del día de San Juan para casar un buen novio que las haga su esposa.

Tal es la leyenda de “La Sirena de la Laguna del Toro”, relato popular

Fuentes

sábado, 13 de agosto de 2022

Las Sirenas de Xochimilco ¿Conoces sus historias?

Las Sirenas de Xochimilco

Mucho se ha hablado en diversas culturas acerca de la existencia de las sirenas, México no es la excepción. Las sirenas aparecen como una constante en las culturas que viven cerca del agua, tal es el caso de Xochimilco.

Fuente: El Tapanco Chinampero

Por ello traeremos una serie de narraciones del colectivo imaginario de esta comunidad (las cuales forman parte de la gran tradicion oral de Xochimilco), que tienen como protagonista a uno de estos míticos seres. Desde aquellos en los que la han visto saltar en los canales, hasta en los que han sido llamados por ella y se los ha llevado, tal como ocurrió con los jóvenes que desaparecieron en San Luis Tlaxialtemalco.

Cuento las sirena de Xochimilco,  Autor desconocido

Este cuento pertenece a la serie de cuentos "Otras Leyendas de Xochimilco" de  Arturo Texcahua. Agradecemos a la Editorial Trajin, que nos dieron permiso de traer esta historia para ti estimado lector, por lo que su distribución fuera de este blog esta prohibida

Esta historia se remonta a principios del siglo pasado, cuando inició la construcción del acueducto que abastecería de agua a Ciudad de México, debido al agotamiento de los manantiales de Chapultepec y de la sierra de las Cruces. El gobierno de Porfirio Díaz ordenó la importación de agua de los manantiales de Xochimilco. Las obras dieron inicio en 1900 y concluyeron doce años después, pero no fue una tarea fácil para los que construyeron la estación de bombeo de San Luis Tlaxialtemalco.

Cuentan que en el manantial de donde se extraería el agua, vivía una sirena, la cual se encargaba de mantener vivo al manantial, en el cual vivían muchos peces y flores, principalmente amapolas de vistosos colores. La gente que observaba a la sirena solo podía ver la parte superior de su dorso y comentaba que era una mujer muy hermosa, de larga cabellera, la cual se movía en el agua con facilidad. —¡Parece que flota! —comentaba la gente.

Cuando se iniciaron los trabajos en San Luis, llegó un ingeniero muy malhumorado. Tenía como objetivo la construcción del acueducto y se encargaba de supervisar que los trabajos se realizaran en tiempo y forma, de acuerdo con lo planeado. En todos los pueblos se inició la obra sin dificultad, excepto en San Luis. Los albañiles trabajaban arduamente durante el día, pero a la mañana siguiente, sus avances habían desaparecido; aquello que realizaban con tanto esfuerzo y ahínco se reducía a escombros. 

El ingeniero se enfurecía y tachaba de holgazanes a los trabajadores, quienes, por más que intentaban explicarse lo que sucedía, no lograban entenderlo. Esta historia se repetía una y otra vez, trabajadores iban y venían, sin que su esfuerzo generara un avance en la obra.

Hasta que un día un maestro de obra, con sus trabajadores, se quedó velando la construcción para ver qué era lo que ocurría por las noches. Mayúscula fue su sorpresa cuando observó que, a medianoche, cuando la luna alcanzó el punto más alto en el firmamento, el agua del manantial comenzó a subir como una leve marea, y de su centro emergió una mujer que empezó a brincar de un lado a otro. Los trabajadores quedaron estupefactos al observar que ella tenía cola de pez en lugar de piernas, con la cual destruyó los avances que los albañiles realizaron durante el día

—¡Fuera de aquí! —gritó la sirena a los trabajadores, quienes salieron corriendo, espantados, sin ganas de regresar. A la mañana siguiente el maestro de obras comunicó lo ocurrido al ingeniero, quien se enfureció al escuchar los hechos ocurridos durante la noche.

—De seguro estaban ebrios y vieron alucinaciones —dijo el ingeniero, pues no daba crédito a la maravillosa historia. Los trabajadores dijeron que no tenían ganas de seguir trabajando en el sitio. Tenían miedo de que la sirena tomara represalias contra ellos. Sin embargo, el ingeniero ordenó a los trabajadores que comenzaran de nuevo, porque el avance que presentaban era nulo y eso retrasaría la construcción del acueducto. Vociferó molesto:

—¿Sirenas a mí? ¡Ya les enseñaré a estos supersticiosos lo que hago con su sirena!

Al caer la noche, una vez más los trabajadores esperaron a que la sirena apareciera; esta vez estaban acompañados por el ingeniero, quien insistía en que lo que habían visto era producto de su imaginación. La noche transcurrió en calma, hasta que llegó la media noche y precisamente cuando la Luna alcanzó el punto más alto en el firmamento, un borbotón se produjo justo en el centro del manantial y de él emergió la sirena. De nueva cuenta destruyo los trabajos realizados durante el día. El ingeniero se quedó inmóvil, con los ojos cuadrados al observar lo que sucedía, pero se repuso y le habló a la sirena:

 —¿Por qué destruyes lo que hemos realizado con tanto esfuerzo? Este es nuestro trabajo.

—Pues el mío es cuidar el manantial —repuso la sirena y siguió diciendo—. Esta es mi casa ¿Por qué te quieres llevar el agua de Xochimilco? ¿Dónde voy a vivir? He estado aquí desde hace mucho tiempo, me gusta este lugar, los peces nadan contentos, mis hermanos los ajolotes también, las flores embellecen mi hogar con sus aromas y colores; además la tierra de esta región es distinta a las demás. Si te callas y escuchas con atención, notarás que la tierra habla y canta, te ofrece bendiciones con sus frutos.  Si yo permito que te lleves el agua, la tierra va a llorar de dolor y se secará de tristeza. Sus lágrimas harán grietas en ella y esas grietas erosionarán los campos de cultivo. ¿Y yo dónde voy a vivir?

El ingeniero guardó silencio. La sirena se acercó a la orilla. Los hombres se quedaron quietos como monolitos. La sirena miró al ingeniero cara a cara y le dijo:

—Tú no entiendes este sentimiento de pertenencia de la tierra porque no eres de aquí, pero quienes han nacido y vivido aquí sienten apego por ella y la respetan. ¿No has observado que cuando un hombre de esta región escoge el lugar donde construirá su casa pide permiso a la madre tierra y para que no enfurezca le brinda algo de beber? El campesino, en su chinampa o en su parcela, habla a la tierra, a su cosecha, a su maíz. No, tú no entiendes eso, tú eres un hombre de “ciencia” y no crees en eso. Así que ¡fuera de aquí!

Los hombres comenzaron a retirarse, uno a uno, menos el ingeniero, quien quedó estático observando a la sirena, hasta que rompió el silencio y dijo:

—Tienes razón, no entiendo muchas de las tradiciones que existen en esta región. De lo poco que he observado y me ha llamado la atención, es que a una olla de tamales le amarran las orejas de la misma hoja de tamal, para que si alguien se enoja la olla no escuche y los tamales no salgan crudos. He observado que el tres de mayo los campesinos descienden del cerro cargando una cruz enorme. He visto que el día de muertos en el Panteón de Xilotepec velan las tumbas y las adornan con flores, llevan comida y música. También que día a día celebran a la imagen de un Jesús niño, a quien llaman “Niñopa”. Es cierto que no entiendo muchas cosas, pero comprendo que son actos de fe con los que vive la gente. Pero mi trabajo es construir un acueducto y aunque no lo creas, llevo años trabajando en él. Al igual que tú, llevo muchos días cuidando este proyecto, desde el momento en que lo planee, primero aquí, en la cabeza, después en el papel, para que finalmente lo construyéramos en piedra. He soñado con el momento en que esté terminado, funcionando. Juro que haré lo que sea para que se realice.

Dígame usted, señora, ¿qué tengo qué hacer para que me permita realizarlo? La sirena se volteó y comenzó a reír.

—Eres valiente, lo noto en tu mirada, además de ser sensible, porque esta región ha recibido a muchos visitantes y casi nadie se percata de nuestras tradiciones. No es malo que no entiendas lo que ves, porque muchas de las personas que viven aquí no comprenden cada una de las enseñanzas que les heredaron los padres de sus padres, pero viven y sienten cada una de ellas. Porque no es necesario comprender algo que sienten en sus corazones, de la misma manera que tú vives tu proyecto ¿Sabes? Me has convencido, dejaré que realices tu sueño, pero a cambio quiero que en la próxima noche de luna nueva organices una fiesta en este sitio en mi honor, además, que me entregues a siete jóvenes varones, nobles y valientes como tú. Esa es mi condición, pequeño soñador, tú decides si la cumples o no.

Acto seguido desapareció. Desde ese momento el ingeniero cambió su manera de ser, pidió a sus trabajadores no hablar nada acerca de lo ocurrido. Pocos días después, en las vísperas de “luna nueva” se colocaron carteles que invitaban a los jóvenes de la región a una fiesta en el manantial, en la que habría baile, comida y bebida gratis. Los carteles no indicaban el motivo, solo decían fecha, hora y sitio.

Llegó el día de la celebración, muchas personas asistieron al baile. Sin distinción de personas, se les brindó comida y bebida. El ingeniero recorrió cada una de las mesas de los invitados, y conversó y convivió con cada uno de los jóvenes que asistieron. De entre todos ellos eligió a siete, con los cuales tuvo una reunión en privado. En dicha reunión se le dio a cada uno de los jóvenes de beber tanto como pudieran. El ingeniero les explicó que los había elegido para una labor muy especial, que con su sacrificio mucha gente se vería beneficiada, por lo cual deberían de sentirse orgullosos. Después pidió a los jóvenes que lo acompañaran a la orilla del manantial, les dijo que ahí observarían un espectáculo único. Ya en la orilla les siguió dando de beber hasta que perdieron el conocimiento. Cuando la luna alcanzó su punto máximo en el firmamento, la sirena apareció y dijo:

—Elegiste bien, ahora puedes continuar tu sueño. Yo me voy para nunca más volver. Cuídate. —Oye —gritó el ingeniero—, ¿qué pasará con los muchachos? —No es de tu incumbencia —contestó la sirena—, ahora vete. Lo que sucedió después, a ciencia cierta nadie lo sabe. La gente fue a buscar a los jóvenes a la mañana siguiente, pero no los encontró ni en ese momento ni en los días siguientes. La construcción del acueducto siguió su curso hasta que concluyó.

De la sirena y de los jóvenes nunca más se supo nada, pero muchos en el pueblo aseguran que la sirena se los llevó, otros dicen que se ahogaron y no falta por ahí quien diga que se fugaron con la novia. El acueducto siguió funcionando hasta 1940. Si observas con atención, la próxima vez que vengas a Xochimilco a la Feria de la Nieve, de la Alegría y el Olivo en Tulyehualco; o la Feria del Dulce Cristalizado en Santa Cruz Acalpixca; o vayas por la carretera federal a Oaxtepec, todavía podrás ver los restos del acueducto. Con ello recuerda esta historia, pero sobre todo ten presente no pisotear los sueños de los demás por realizar el tuyo. Por cierto, alguien me dijo que en su comunidad existe una sirena igual y ¿saben?, no está lejos de aquí. Se llama Tulmiac y puede ser que la sirena no se haya ido del todo, pero esa es otra historia. ¡Ah!, se me olvidaba decirles que existe una fuente de la sirena, frente al embarcadero Fernando Celada, por si les interesa conocerla.


Fuente: 

  • Texcahua, Arturo. Otras Leyendas de Xochimilco (Spanish Edition), La Sirena de Xochimilco,  (p. 35). Edición de Kindle.

sábado, 6 de agosto de 2022

Conoce la tierra del amaranto, olivo y del aaaay, aaay, aay, aay, canta y no ...

Santiago Tulyehualco

Tierra de amaranto y olivo, cuna del gran personaje, famoso por sus ferias, fue parte de los nueve pueblos chinamperos de Xochimilco, tu nombre quizás “lugar alrededor de los tules”; Santiago Tulyehualco.

Este poblado ubicado en el oriente de la Ciu dad de México, en la Delegación Xochimilco, colinda con San Luis Tlaxialtemalco, San Juan Ixtayopan, la alcaldía  Tláhuac y el volcán extinto Teuhtli. Producen una pequeña variedad de productos agrícolas como calabaza, maíz, tomate, pero destaca la producción, procesamiento y comercialización del amaranto y el olivo. De hecho aquí fue el primer lugar de América donde los españoles crearon huertas de olivos, por ello aquí se encuentran los olivos más viejos de América. 

Ambos elementos son tan arraigados a la identidad del pueblo que cada año festejan "La Feria del Olivo y la Alegría".

Historia

Tulyehualco fue parte de los nueve poblados chinamperos junto con Xochimilco, Nativitas, Acalpixca, Atlapulco, Tlaxialtemalco, Tláhuac, Tetelco, Tezompa y Mixquic. El pueblo nace aproximadamente en el año 1181, cuando un grupo de xochimilcas establecieron una pequeña aldea. Posteriormente, en el año 1409, siete familias Mexicas salieron de Tenochtitlán hacia la zona sureste del lago de texcoco, tomando control de Malacaxtepec Momoxco, (actualmente alcaldía de Milpa Alta), además de fundar propiamente los pueblos ribereños de Tulyehualco, Ixtayopan y Tecomitl.

Cultura

Se puede decir que nos encontramos en la tierra donde se originó él “dulce de amaranto o alegría"; ese rico y nutritivo bocadillo formado por pop del reventar de la semilla de amaranto, endulzado y endurecido con miel.  E incluso se llega a decir que aquí es donde se tiene el registro más antiguo de la elaboración de nieve, por ello mismo aquí también se celebra la tradicional "Feria de la Nieve"

Personajes

“Aaaay, aaay, aay, aay, canta y no llores”, seguro has cantado esta canción, resulta que su compositor Quirino Mendoza y Cortés, autor del "Cielito Lindo", nació en este pueblo de Xochimilco.

Por otra parte, Tulyehualco es un pueblo que ha dado al mundo campeones mundiales en el deporte como Santamaría Saldaña, quien consiguió la medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de Pelota Vasca en 1986.

También entre las muchas anécdotas que forman parte de la historia del pueblo de Santiago Tulyehualco, se dice que en su niñez, Sor Juana Inés de la Cruz solía pasar unos días de descanso con su abuelo en una casa de campo que tenían a las orillas de la población.

Iglesia de Santiago Tulyehualco

La Iglesia de Santiago Apóstol Tulyehualco es la iglesia parroquial original de Santiago Tulyehualco y está dedicada a Nuestra Señora de San Juan de los Lagos. Hoy en día, el edificio más antiguo se conoce como capilla del edificio mucho más nuevo.

La construcción corresponde al año de 1607, la iglesia cuenta con tres altares, el altar de Nuestra Señora del Rosario del siglo XVII, la escultura de La Concepción de María, la escultura de San Rafael, San Miguel y Santiago Apóstol. Se puede apreciar siete óleos, entre ellos están “Los siete Dolores y Gozo de San José”, Santo Sebastián de Aparicio, Depositario de Tobías, un lienzo cruciforme “Elección de San José". Cuenta también con el altar de Nazareno con nueve óleos representando la Pasión de Cristo.

Celebraciones

Feria de la alegría y el olivo (2 de febrero)

Durante quince días se contratan estudiantinas, artistas que participen en bailes folclóricos y en obras de teatro, así como una banda de música. Además, hay juegos pirotécnicos, juegos mecánicos y de azar, y por la noche un baile popular.
Se instalan puestos de antojitos mexicanos, alegrías, olivos, aceite de olivo, pan, dulces, etc. Las familias del poblado preparan el típico mole, además de arroz y tamales de frijol.

Feria de San Juan de Los Lagos (2 de febrero)

Se festeja a la Virgen de San Juan de los Lagos. Se efectúan dos misas, en las que se llevan a cabo primeras comuniones, bautizos y confirmaciones. Incluye feria con juegos mecánicos y puestos de antojitos mexicanos. Cada familia prepara en sus casas comida especial que se ofrece a los invitados.

Feria del Chinito (27 de febrero)

Se celebra el primer viernes de Cuaresma, es un festejo del Cristo de Calyeca. Dura tres días y se cantan las mañanitas y se realizan las misas hasta las 4:00 horas, con mariachis, y banda de música. Además, se escenifican obras de teatro, se presentan estudiantinas, grupos de música popular, baile folclórico, jaripeo, baile popular. Hay venta de dulces cubiertos, panes y antojitos mexicanos.

Fiesta de Santiago Tulyehualco (25 de julio)

Se festeja a Santiago Apóstol, santo patrón. El tiempo de duración es de dos días. Se celebran misas y procesiones animadas con cohetes y canastillas. Se presenta una banda de música; actúan artistas populares; jaripeo, torneos de fútbol, atletismo y basquetbol. El segundo día se llevan a cabo los mismos actos. Se ofrecen antojitos mexicanos. La celebración de la fiesta el pueblo se organiza por medio de la mayordomía.

Fiesta de San Salvador (antiguo patrón del barrio, 6 de agosto)

Durante un día se cantan las mañanitas con música de mariachis, y se oficia una misa tradicional. La comida que se prepara en algunas casas es especial.

Santo de la Virgen María (15 de agosto)

Dura ocho días, y se realiza misa, competencias deportivas de fútbol y atletismo, conciertos, concursos de oratoria; presentación de obras teatrales en la iglesia. Además, se contratan danzantes, banda musical, grupos de mariachis, y se organiza un baile popular. Hay puestos de antojitos mexicanos. Las familias preparan mole con pollo, arroz, tamales, alegrías y elotes.


Fuente: